Las personas quieren ciudad, no sólo vivienda: un llamado a consolidar una agenda contra el allegamiento en Chile


Las personas quieren ciudad, no sólo vivienda: un llamado a consolidar una agenda contra el allegamiento en Chile

Las personas quieren ciudad, no sólo vivienda: un llamado a consolidar una agenda contra el allegamiento en Chile, Vista a la remodelación San Borja, una de las zonas de mayor concentración de hogares allegados en la comuna de Santiago, según la investigación de Juan Correa para Fundación Vivienda. Image © pxhere, bajo licencia CC0
"En el allegamiento y hacinamiento de las ciudades en Chile se esconde la solución al déficit habitacional crónico: las personas quieren ciudad, no sólo vivienda". Así comienza un comunicado lanzado por académicos de la Universidad de Chile y Universidad Católica el pasado 24 de mayo y que hasta la fecha ha sido respaldado por más de 50 personalidades entre parlamentarios, alcaldes, fundaciones, gremios, universidades, centros de estudio y ex autoridades en la materia.
Apoyados en documentación de los propios autores y de mediciones estatales como la encuesta CASEN y el censo nacional, los firmantes plantean que en los últimos años los hogares allegados han crecido, el déficit general ha disminuido, pero los subsidios habitacionales no han usados por la ciudadanía, "ya que las personas prefieren no recibir un subsidio, el que eventualmente los desplazaría a otras comunas".
Los coordinadores del comunicado — Juan Pablo Urrutia, Cristián Robertson, Francisco Walker y Javiera Martínez— proponen "consolidar una agenda que priorice acoger este fenómeno social a partir de políticas integradas de densificación media, regeneración urbana e integración" a través de una mesa transversal de trabajo que colabore en la elaboración de propuestas concretas en la materia. El texto ya fue entregado al Ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg.
A continuación, compartimos íntegramente el texto original, titulado "Hogares allegados crecen, déficit general disminuye y subsidios no se usan":
Déficit habitacional cuantitativo de hogares allegados en Santiago. Image © Juan Correa
Déficit habitacional cuantitativo de hogares allegados en Santiago. Image © Juan Correa
El foco de la política de vivienda en Chile se ha desplazado progresivamente, desde una mirada cuantitativa, característica de los años 90, a un enfoque cualitativo urbano-habitacional en la última década. Las cifras de CASEN 2015 indican que el déficit habitacional corresponde a 390.000 unidades, lo que parece un éxito en política habitacional de producción de viviendas al contrastarlo con el millón de requerimientos de 1990. Sin embargo, al analizar la composición del déficit, es posible notar cómo el número de hogares allegados prácticamente no ha cambiado, más aún, entre el año 2000 y 2015 aumentaron en un 240% hasta alcanzar 183.000 hogares. Esta nueva forma de déficit, ya no disperso en campamentos, sino concentrado en poblaciones urbanas desarrolladas en décadas anteriores, generará una inevitable crisis si no se atiende adecuadamente.
Una de las razones que explica esta tendencia, contraria al déficit total —que en mismo periodo ha disminuido en 18%— es la priorización de la localización por sobre la habitabilidad de los hogares allegados, quienes prefieren mantenerse en áreas centrales y pericentrales a pesar del hacinamiento y precariedad en que viven. Otra evidencia que sostiene este argumento es el análisis del arrendamiento en la Región Metropolitana, donde se observa que el arrendamiento coincide con los mayores niveles de hacinamiento y peor calidad de la vivienda. Así también, que a mayor presencia de equipamiento urbano (de educación, salud y transporte) la probabilidad de arrendamiento aumenta en casi 90%.
No hay dudas: las familias arrendatarias (formales e informales) están privilegiando localización, a pesar de vivir en precarias condiciones de habitabilidad, muchas veces sacrificando higiene y privacidad, aumentando riesgo de incendios y las posibilidades de conflicto social debido a la sobreposición de usos en áreas relativamente pequeñas en las que no hay límites entre lo privado, lo común y lo público, multiplicándose los factores de riesgo y conflicto en general.
Particularmente en la Región Metropolitana (40% de la población del país) se concentra el 53% del déficit cuantitativo nacional y el 61,3% de todos los hogares allegados de todo Chile. Se trata de familias que tienden a localizarse no en las periferias, sino que en áreas centrales y pericentrales, pero con muy precarias condiciones de habitabilidad. En el pericentro de Santiago, el 82% de las familias allegadas no quiere cambiarse o no está haciendo nada por moverse a otra vivienda, familias que, por lo demás, en un 94% declaran que les gusta su ubicación. Lo anterior sugiere que, a pesar de ser sujetos de subsidio habitacional para adquirir o arrendar una vivienda, estas personas deciden no hacerlo para mantenerse en sus barrios con familiares y vecinos junto a los bienes públicos que su entorno les entrega.
Esta situación pone en tela de juicio la efectividad de las actuales políticas habitacionales, las que no están resolviendo el problema de los hogares allegados. Se trata de personas que prefieren no recibir el beneficio de una política que eventualmente los desplazaría a otras comunas.
La extensión del límite urbano para generar nuevo suelo no es una posibilidad viable, por tanto, la densificación y regeneración de barrios centrales y pericentrales se presenta como la estrategia para atender este grave y creciente déficit habitacional. Para ello es necesario ajustar los instrumentos de planificación territorial, revisar densidades y normas urbanísticas para aprovechar el potencial de los lotes en áreas pericentrales, fomentando de esta manera una densificación equilibrada acompañada de inversión conjunta en vivienda, espacio público y equipamiento. También se requiere de mecanismos que faciliten la gestión del suelo y su propiedad a través de procesos de apoyo en gestión a los municipios y a los vecinos para regularizar tenencia, dado que sin esto resuelto se hace imposible intervenir.
Es urgente entonces generar mecanismos que reconozcan las necesidades y preferencias de quienes componen este déficit habitacional “crónico”, de lo contrario este problema continuará en aumento mientras quedan subsidios sin utilizar. Abordar este fenómeno urbano con altura de miras y perspectiva de largo plazo es la clave no sólo para combatir el déficit sin más, sino para hacer frente a los nuevos desafíos que hemos asumido como país junto a los miembros de Naciones Unidas en la Cumbre Habitat III, iniciando procesos de regeneración urbana e integración social que son necesarios para la sustentabilidad y el combate de la desigualdad. Urge reemplazar lógicas agotadas de producción de vivienda, pasar de la construcción masiva en periferias a una más densa en áreas centrales, asumir que las familias son diversas y no sólo mono nucleares, donde el allegamientopodría ser co-residencia y la vivienda también ciudad.
Tomando consciencia de estos desafíos, quisiéramos hacer una invitación a las autoridades de nuestro país, a los gremios colegiados, a los gobiernos locales, al gobierno central, al Consejo Nacional de Desarrollo Urbano y a los distintos profesionales del desarrollo urbano en Chile, a consolidar una agenda que priorice acoger este fenómeno social a partir de políticas integradas de densificación media, regeneración urbana e integración. Vemos con buenos ojos la implementación de nuevos instrumentos como el DSn52, las Zonas de Interés Público, la PNDU, pero se requiere establecer consensos en el diagnóstico y visiones comunes que guíen una política robusta que nos permita abordar este déficit histórico sin replicar las prácticas segregadoras que conocemos.
Las instituciones y personas abajo firmantes nos ponemos a disposición de un diálogo abierto y constructivo para avanzar en la construcción de ciudades más integradas, inclusivas, justas y sustentables.

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